terça-feira, 15 de julho de 2014

Desacralización y secularización. A Posição de Bento XVI Sobre a Liturgia Tradicional e a Liturgia Moderna. Introdução ao espírito da liturgia por Mons. Guido Marini. La verdadera reforma de Benedicto XVI según el Card. Cañizares . Benedict XVI and liturgical reform Dom Alcuin Reid OSB


Desacralización y secularización : La gran crisis que sufre la Iglesia es que las cosas que son sagradas en sí mismas no son percibidas como tal por los fieles -y, en algunos casos, por la propia jerarquía-, esto es, se han profanizado en muchas mentes. Esto significa que se ha perdido de vista su carácter divino; por tanto, se ven como cosa humanas y como tal se tratan. Uno de los orígenes de este gravísimo mal está en no revestir, adornar y/o presentar las cosas sagradas con la solemnidad debida. Un sacerdote sin hábito talar, la carencia de solemnidad en la Santa Misa, la ausencia de genuflexiones al pasar delante del Santísimo Sacramento, etc. lleva necesariamente a una profanización de las cosas sagradas en la mente de las personas, con el resultado de la pérdida de la práctica religiosa y, en muchos casos, de la misma fe.



Hemos realizado un pequeño ensayo para analizar, desde una perspectiva sociológica, una de las causas del descenso de la práctica religiosa así como de la secularización creciente de la sociedad. Este estudio se basa en el interaccionismo simbólico.
Interaccionismo simbólico
La teoría del interaccionismo simbólico afirma que los seres humanos actuamos con las cosas y las personas en función de los significados que les atribuimos. Una misma mujer puede ser madre, hija, esposa, funcionaria, policía, etc. y nuestro comportamiento variará respecto cada caso. Así pues, nos comportamos con las cosas en función del significado que tenga para nosotros. Esto es de gran importancia en el ámbito de la Iglesia, pues las cosas propias de la Iglesia son sagradas, es decir, tienen carácter divino: la doctrina que enseña la Iglesia es la doctrina de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre; los sacramentos fueron instituidos por Cristo y mediante ellos suministra su gracia; la misma Iglesia fue fundada jerárquicamente por Nuestro Señor y Él es su cabeza.
La gran crisis que sufre la Iglesia es que las cosas que son sagradas en sí mismas no son percibidas como tal por los fieles -y, en algunos casos, por la propia jerarquía-, esto es, se han profanizado en muchas mentes. Esto significa que se ha perdido de vista su carácter divino; por tanto, se ven como cosa humanas y como tal se tratan. Uno de los orígenes de este gravísimo mal está en no revestir, adornar y/o presentar las cosas sagradas con la solemnidad debida. Un sacerdote sin hábito talar, la carencia de solemnidad en la Santa Misa, la ausencia de genuflexiones al pasar delante del Santísimo Sacramento, etc. lleva necesariamente a una profanización de las cosas sagradas en la mente de las personas, con el resultado de la pérdida de la práctica religiosa y, en muchos casos, de la misma fe.
Por otro lado, la teoría del interaccionismo simbólico afirma que los significados con los que interactuamos con las cosas no son individuales sino sociales; se aprenden por la interacción social y el conjunto de significados compartidos forman la cultura. Resulta claro que la pérdida de la concepción de lo sagrado dentro de la propia Iglesia, que lleva a la pérdida de la práctica religiosa, se transmite al exterior, favoreciendo el crecimiento de una sociedad y una cultura completamente profana, naturalista, que deriva rápidamente hacia formas de neopaganismo, neopanteísmo, espiritualidad new age, etc.Contina a ler...

Rito Bracarense em Fátima

Colocamos à vossa disponibilidade algumas fotografias da Santa Missa celebrada segundo o rito Bracarense. Esta celebração decorreu hoje, dia 26 de Julho, em Fátima. Esperemos poder em breve facultar-vos trechos de vídeo da Missa, assim como a entrevista com o Pe. Joseph Santos.

# Nos hacemos eco de la iniciativa del Cardenal de ... # A Posição de Bento XVI Sobre a Liturgia Tradiciona... # Introdução ao espírito da liturgia por Mons. Guido... # La verdadera reforma de Benedicto XVI según el Car... # Benedict XVI and liturgical reform Dom Alcuin Reid... # SERMONES ESCOGIDOS DEL SANTO CURA DE ARS - LA SANT... # On July 31, 2011, a Solemn Pontifical Mass 


Nos hacemos eco de la iniciativa del Cardenal de Colombo -agosto. Como preparación a esa convocatoria ha enviado una valiosa y exhaustiva carta pastoral a sus diocesanos de la que recomendamos su lectura íntegra y de la que hemos extraído algunos fragmentos:

Nos hacemos eco de la iniciativa del Cardenal de Colombo -Sri Lanka- , Mons. Malcolm Ranjith, de convocar a toda su archidiócesis a celebrar un Año Eucarístico que dará comienzo el próximo 29 de agosto. Como preparación a esa convocatoria ha enviado una valiosa y exhaustiva carta pastoral a sus diocesanos de la que recomendamos su lectura íntegra y de la que hemos extraído algunos fragmentos:
Por encima de todo, está presente en nuestra mente que ésta es una iniciativa espiritual, y que debe ser aceptada y comprendida como tal. Por esto, desde el principio, apelo a todos los sacerdotes, religiosos y laicos para pedirles que recen todos los días pidiendo el Don del Espíritu Santo, de modo que podamos permitir al Espíritu de Dios que nos conduzca y guíe nuestro camino a través de este recorrido espiritual. Cuando y donde sea posible, animo al ayuno y a la penitencia, que son fuentes probadas de fortaleza espiritual, de modo que recordemos siempre el poder purificador y reconciliador de la Pasión de nuestro Señor. Los sacerdotes, religiosos y laicos están invitados a rezar en grupos y en la presencia de la Santísima Eucaristía, en los encuentros por decanatos o en otros ejercicios espirituales.
(…)
También deseo subrayar el valor del Sacramento de la Reconciliación, porque es importante que recibamos al Señor frecuentemente y en estado de gracia. Animo al uso intenso y frecuente de este gran sacramento de sanación, que nos abre a la amorosa y vivificante Misericordia de Dios.
(…)
2.1 El punto principal de referencia en todo lo relativo a las celebraciones litúrgicas dentro de la arquidiócesis de Colombo es “El Guardián Litúrgico”, que ya ha sido enviado a los sacerdotes de la arquidiócesis, y que a partir del 29 de agosto del 2010 llegará a todos los otros sacerdotes. Pido que fielmente acaten lo que allí está estipulado sin intentar implementar visiones u opiniones personales. Aquellos que desean hacer las cosas según su voluntad, hacen dioses de sí mismos, y eso es auto-idolatría. Durante este Año nos concentraremos muy especialmente en la eliminación de todas las prácticas erróneas en lo referente a la celebración de la Santísima Eucaristía, los Sacramentos y la Liturgia de las Horas. También llamo la atención en lo relativo a la renovación y construcción de iglesias: necesita hacerse en conformidad con las guías establecidas en “El Guardián”. En orden a profundizar nuestra comprensión de la Eucaristía deseo apelar a todos los párrocos, titulares de instituciones, rectores de escuelas, superiores de casas religiosas, para que organicen sesiones de formación litúrgica sobre la Eucaristía, los Sacramentos y la Liturgia de las Horas. Presten especial atención a la formación de los lectores, los coristas, y los organistas, sin descuidar los demás ministerios.Continua a leer...

A Posição de Bento XVI Sobre a Liturgia Tradicional e a Liturgia Moderna:A publicação do missal de Paulo VI, com a proibição quase na totalidade do missal precedente, se deu após uma fase de transição de cerca de seis meses. O fato de, após um período de experimentações que muitas vezes tinham transfigurado profundamente a liturgia, tornamos a dispor de um texto litúrgico vinculativo. Era sem dúvida um acontecimento de louvar. Mas causou-me espanto a proibição do missal precedente, uma vez que nunca se tinha verificado nada semelhante na história da liturgia. Foi dada a impressão de que tudo aquilo era normal. O missal anterior foi editado por Pio V em 1570, no seguimento do Concílio de Trento; por conseguinte, era normal que, quatrocentos anos mais tarde e após um novo Concílio, um novo Papa publicasse um novo missal. Mas a verdade histórica é porém outra.


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Quem percorrer a autobiografia do Papa Bento XVI, chamada “Minha Vida”, irá encontrar a resposta para um tema que suscita uma dúvida comum a muitos: - O que pensa o Papa Bento XVI sobre o Missal Novo e o Missal Tridentino? O Papa quando ainda era Pe. Joseph Ratzinger foi perito no Vaticano II de forma que seu testemunho é ocular, portanto, insuspeito.

A Honestidade Intelectual

Por dever preciso afirmar que o Papa Bento XVI não faz uma opção por modernistas e tradicionalistas, mas coloca os debates sob um ângulo que desmonta muitos argumentos, e tenta afastar a avalanche de opiniões de egos inflamados por simples opiniões ou de quem tenta, a todo custo, salvar a própria opinião. Por isso, será impossível para qualquer um dizer que ele se omite sobre esta questão tão importante para a saúde da fé. Também deixamos claro, e quem ler verá, que ele saudou o projeto do Missal de Paulo VI, no entanto, se mostrou extremamente preocupado como a reforma litúrgica ocorreu e como foi implementada, e mais, teceu comentários significativos sobre a revogação do Missal Tradicional, revogação esta que ele não era à favor, pois ele queria um Novo Missal Tridentino reformulado e não um Nova Missa totalmente editada num Novo Missal. Era a favor de retoques no Missal Tridentino, mas, quem no Concílio, até mesmo entre os tradicionalistas, não era? Ninguém descartou tal possibilidade, até mesmo Dom Marcel Lefebvre. A conclusão de Bento XVI foi clara: - o Missal Novo rompeu com a Tradição.Continua a ler...
 

Introdução ao espírito da liturgia por Mons. Guido Marini : Por outro lado, actualmente é mais do que necessário falar sobre o espírito da liturgia, especialmente para nós membros do sacerdócio sagrado. Mais ainda, há uma necessidade urgente de reafirmar o “autêntico” espírito da liturgia, tal como está presente na tradição ininterrupta da Igreja e atestado, em continuidade com o passado, nos ensinamentos mais recentes do Magistério: desde o Concílio Vaticano II até o presente pontificado. Uso a propósito a palavra “continuidade”, uma palavra muito querida pelo nosso actual Santo Padre. Ele tem feito desta palavra o único critério fidedigno pelo qual alguém pode interpretar correctamente a vida da Igreja, e mais especificamente, os documentos conciliares, incluindo todas as reformas propostas contidas ali. E como poderia ser diferente?

Cidade do Vaticano, 6 de janeiro de 2010
Uma Conferência para o Ano Sacerdotal
por Mons. Guido Marini,
Mestre de Cerimônias das Celebrações Litúrgicas do Papa

Tradução: Fabiano Rollim
Proponho focar em alguns aspectos ligados ao espírito da liturgia e refletir sobre eles convosco; na verdade, pretendo abordar um aspecto que vai exigir bastante de mim. Não apenas porque é uma tarefa exigente e complexa falar sobre o espírito da liturgia, mas também porque muitas obras importantes sobre este assunto já foram escritas por autores de alto calibre inquestionável em teologia e liturgia. Penso em duas pessoas em particular dentre muitos: Romano Guardini e o Cardeal Joseph Ratzinger.
Por outro lado, actualmente é mais do que necessário falar sobre o espírito da liturgia, especialmente para nós membros do sacerdócio sagrado. Mais ainda, há uma necessidade urgente de reafirmar o “autêntico” espírito da liturgia, tal como está presente na tradição ininterrupta da Igreja e atestado, em continuidade com o passado, nos ensinamentos mais recentes do Magistério: desde o Concílio Vaticano II até o presente pontificado. Uso a propósito a palavra “continuidade”, uma palavra muito querida pelo nosso actual Santo Padre. Ele tem feito desta palavra o único critério fidedigno pelo qual alguém pode interpretar correctamente a vida da Igreja, e mais especificamente, os documentos conciliares, incluindo todas as reformas propostas contidas ali. E como poderia ser diferente? Poderia alguém falar de uma Igreja do passado e de uma Igreja do futuro como se alguma ruptura histórica no corpo da Igreja tivesse ocorrido? Poderia alguém dizer que a Esposa de Cristo viveu sem a assistência do Espírito Santo em algum período particular do passado, de maneira que sua memória devesse ser apagada, esquecida propositalmente?
Mesmo assim parece às vezes que alguns indivíduos são verdadeiramente partidários de certa forma de pensar que pode se definir justa e propriamente como uma ideologia, ou melhor, uma noção preconcebida aplicada à história da Igreja que não tem nada a ver com a verdadeira fé.Continua a ler...

La verdadera reforma de Benedicto XVI según el Card. Cañizares

Sólo una Iglesia que viva de la verdad de la liturgia será capaz de dar lo único que puede renovar, transformar y recrear el mundo: Dios; sólo Dios y Su gracia. La liturgia, su característica más propia, es presencia de Dios, obra salvifica y regeneradora de Dios, comunicación y participación de Su amor misericordioso, adoración, reconocimiento de Dios. Es lo único que puede salvamos».

http://www.schola-sainte-cecile.com/wp-content/2010/07/P1220128.jpg




Fuente: Palazzo Apostolico; Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
El Cardenal Antonio Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, ha concedido una muy interesante entrevista al vaticanista Paolo Rodari. Ofrecemos nuestra traducción de la misma, en la cual trata ampliamente el tema de la Sagrada Liturgia en el pontificado de Benedicto XVI, los actuales trabajos de su Dicasterio, la necesidad de impulsar un nuevo movimiento litúrgico y la situación de la Iglesia en España frente a la ofensiva laicista.
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El ex arzobispo de Toledo y primado de España, cardenal Antonio Cañizares Llovera, dirige el "ministerio" vaticano que se ocupa de liturgia desde hace poco más de un año. Una tarea delicada en un pontificado, como el de Benedicto XVI, en el que la liturgia y su "reestructuración" después de las derivas post-conciliares tienen un rol central. Como central, por otro lado, es la liturgia en la vida de los fieles. Lo ha dicho el Papa en la noche de Navidad: al igual que para los monjes, también para cada hombre "la liturgia es la primera prioridad. Todo lo demás viene después". Es necesario "poner en segundo plano otras ocupaciones, por más importantes que sean, para encaminamos hacia Dios, para dejar que entre en nuestra vida y en nuestro tiempo". Lo que dice Cañizares a Il Foglio es más que un balance después de un año transcurrido en la Curia romana:
«He recibido la misión de llevar a término, con la indispensable y valiosa ayuda de mis colaboradores, aquellos deberes que están asignados a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en la constitución apostólica Pastor Bonus de Juan Pablo II, respecto a la ordenación y a la promoción de la sagrada liturgia, en primer lugar de los sacramentos.
Por la situación religiosa y cultura en que vivimos, y por la misma prioridad que corresponde a la liturgia en la vida de la Iglesia, creo que la misión principal que he recibido es promover con total dedicación y compromiso, reavivar y desarrollar el espíritu y el verdadero sentido de la liturgia en la conciencia y en la vida de los fieles. Que la liturgia sea el centro y el corazón de la vida de las comunidades; que todos, sacerdotes y fieles, la consideremos como sustancial e imprescindible en nuestra vida; que vivamos la liturgia en plena verdad y que vivamos de ella; que sea en toda su amplitud, como dice el Concilio Vaticano II, «fuente y culmen» de la vida cristiana.Contua a leer...

Benedict XVI and liturgical reform Dom Alcuin Reid OSB

"If the Liturgy appears first of all as the workshop for our activity, then what is essential is being forgotten: God. For the Liturgy is not about us, but about God. Forgetting about God is the most imminent danger of our age. As against this, the Liturgy should be setting up a sign of God's presence. "Yet what is happening, if the habit of forgetting about God makes itself at home in the Liturgy itself, and if in the Liturgy we are only thinking of ourselves? In any and every liturgical reform, and every liturgical celebration, the primacy of God should be kept in view first and foremost."



The young Joseph Ratzinger grew up in a Germany enjoying the first fruits of the 20th century Liturgical Movement - an attempt to rediscover the spiritual value of the rich liturgical tradition of the Church.
His memoir, Milestones, records the gift of a bi-lingual missal that enabled him to discover this treasure. As for so many, the Liturgical Movement introduced him to the prayer- book of the Church, the missal, and taught him the theological importance of the Liturgy: the manner in which the Church prays determines what she believes.
Thus, as a young priest and theologian, Ratzinger saw in the Liturgy not "an abstract sacramental theology" but "a living network of tradition which had taken concrete form, which cannot be torn apart into little pieces, but has to be seen and experienced as a living whole."
A prominent advisor at Vatican II, Father Ratzinger enthused at the prospect of liturgical reform. This enthusiasm - and that of many others - was grounded in a desire that the whole Church might, through some moderate reforms, come to draw from the riches of liturgical tradition he had known and loved from his youth.
However, recently, he lamented: "Anyone like myself, who was moved by this perception in the time of the Liturgical Movement on the eve of the Second Vatican Council, can only stand, deeply sorrowing, before the ruins of the very things they were concerned for."
Is Benedict XVI a staunch traditionalist who rejects the Council and all its works? Should we expect him to reverse the liturgical reforms of Paul VI? Continue to read...

quarta-feira, 2 de julho de 2014

VEN. PIO XII: O sacerdócio externo e visível de Jesus Cristo se transmite na Igreja não de modo universal, genérico e indeterminado, mas é conferido a indivíduos eleitos.



VENERÁVEL PIO XII MEDIATOR DEI SOBRE A SAGRADA LITURGIA .Encyclique MEDIATOR DEI de Sa Sainteté le Pape PIE XII SUR LA SAINTE LITURGIE . Venerable Pío XII : el Sacramento del Orden distingue a los Sacerdotes de todos los demás cristianos no consagrados.MEDIATOR DEI ENCYCLICAL OF THE VENERABLE POPE PIUS XII ON THE SACRED LITURGY . PIO PP. XII SERVO DEI SERVI DI DIO LETTERA ENCICLICA MEDIATOR DEI





O sacerdócio externo e visível de Jesus Cristo se transmite na Igreja não de modo universal, genérico e indeterminado, mas é conferido a indivíduos eleitos, com a geração espiritual da ordem, um dos sete sacramentos, o qual não somente confere uma graça particular, própria deste estado e deste ofício, mas ainda um carácter indelével que configura os ministros sagrados a Jesus Cristo sacerdote, demonstrando-os capazes de cumprir aqueles actos legítimos de religião com os quais os homens são santificados e Deus é glorificado, segundo as exigências da economia sobrenatural.




CARTA ENCÍCLICA DO PAPA PIO XII

MEDIATOR DEI

SOBRE A SAGRADA LITURGIA



Aos veneráveis irmãos Patriarcas, Primazes,
Arcebispos, Bispos e aos outros Ordinários locais
em paz e comunhão com a Sé Apostólica


III. A liturgia é regulada pela hierarquia eclesiástica

35. Para melhor compreender, ainda, a sagrada liturgia é necessário considerar outro seu carácter importante.

A Igreja é uma sociedade; exige, por isso, uma autoridade e hierarquia próprias. Se todos os membros do corpo místico participam dos mesmos bens e tendem aos mesmos uns, nem todos gozam do mesmo poder e são habilitados a cumprir as mesmas acções. O divino Redentor estabeleceu, com efeito, o seu reino sob fundamentos da ordem sagrada, que é reflexo da hierarquia celeste. (36). Somente aos apóstolos e àqueles que, depois deles, receberam dos seus sucessores a imposição das mãos, é conferido o poder sacerdotal em virtude do qual, como representam diante do povo que lhes foi confiado a pessoa de Jesus Cristo, assim representam o povo diante de Deus. Esse sacerdócio não vem transmitido nem por herança, nem por descendência carnal, nem resulta da emanação da comunidade cristã ou de delegação popular. Antes de representar o povo, perante Deus, o sacerdote representa o divino Redentor, e porque Jesus Cristo é a cabeça daquele corpo do qual os cristãos são membros, ele representa Deus junto do povo. O poder que lhe foi conferido não tem, pois, nada de humano em sua natureza; é sobrenatural e vem de Deus: "assim como o Pai me enviou, assim eu vos envio:..' ;(40) "quem vos ouve, a mim ouve..."; (41) "percorrendo todo o mundo, pregai o evangelho a toda criatura; quem crer e for batizado, será salvo".(42)

37. Por isso o sacerdócio externo e visível de Jesus Cristo se transmite na Igreja não de modo universal, genérico e indeterminado, mas é conferido a indivíduos eleitos, com a geração espiritual da ordem, um dos sete sacramentos, o qual não somente confere uma graça particular, própria deste estado e deste ofício, mas ainda um carácter indelével que configura os ministros sagrados a Jesus Cristo sacerdote, demonstrando-os capazes de cumprir aqueles actos legítimos de religião com os quais os homens são santificados e Deus é glorificado, segundo as exigências da economia sobrenatural.

38. Com efeito, como o lavacro do batismo distingue os cristãos e os separa dos outros que não foram lavados na água purificadora e não são membros de Cristo, assim o sacramento da ordem distingue os sacerdotes de todos os outros cristãos não consagrados, porque somente eles, por vocação sobrenatural, foram introduzidos no augusto ministério que os destina aos sagrados altares e os constituem instrumentos divinos por meio dos quais se participa da vida sobrenatural com o corpo místico de Jesus Cristo. Além disso, como já dissemos, somente estes são marcados com caráter indelével que os configura ao sacerdócio de Cristo e somente as suas mãos são consagradas "para que seja abençoado tudo o que abençoam e tudo o que consagram seja consagrado e santificado em nome de nosso Senhor Jesus Cristo".(43) Aos sacerdotes, pois, deve recorrer quem quer que deseje viver em Cristo, a fim de receber deles o conforto, o alimento da vida espiritual, o remédio salutar que o curará e o fortificará para que possa felizmente ressurgir da perdição e do abismo dos vícios; deles, enfim, receberá a bênção que consagra a família e por eles o último suspiro da vida mortal será dirigido ao ingresso na beatitude eterna.

39. Já que a sagrada liturgia é exercida sobretudo pelos sacerdotes em nome da Igreja, a sua organização, o seu regulamento e a sua forma não podem depender senão da autoridade da Igreja. Esta é não somente uma conseqüência da natureza mesma do culto cristão, mas é ainda confirmada pelo testemunho da história.

40. Esse direito inconcusso da hierarquia eclesiástica é provado ainda pelo fato de ter a sagrada liturgia estreita ligação com aqueles princípios doutrinários que a Igreja propõe como fazendo parte de verdades certíssimas, e por isso deve conformar-se aos ditames da fé católica proclamados pela autoridade do supremo magistério para proteger a integridade da religião revelada por Deus.

41. A esse propósito, veneráveis irmãos, fazemos questão de pôr em sua justa luz uma coisa que pensamos não ignorais, isto é, o erro daqueles que pretenderam que a sagrada liturgia fosse como uma experimentação do dogma, de modo que, se uma destas verdades tivesse, através dos ritos da sagrada liturgia, trazido frutos de piedade e de santidade, a Igreja deveria aprová-la, e repudiá-la em caso contrário. Donde o princípio: "a lei da oração é lei da fé".

42. Não é, porém, assim que ensina e manda a Igreja. O culto que ela rende a Deus é, como de modo breve e claro diz santo Agostinho, uma contínua profissão de fé católica, e um exercício da esperança e da caridade: "a Deus se deve honrar com a fé, a esperança e a caridade".(44) Na sagrada liturgia fazemos explícita profissão de fé não somente com a celebração dos divinos mistérios, com o cumprimento do sacrifício e a administração dos sacramentos, mas ainda recitando e cantando o Símbolo da fé, que é como o distintivo e a téssera dos cristãos, com a leitura de outros documentos e das sagradas letras escritas por inspiração do Espírito Santo. Toda a liturgia tem, pois, um conteúdo de fé católica enquanto atesta publicamente a fé da Igreja.

43. Por esse motivo, sempre que se tratou de definir um dogma, os sumos pontífices e os concílios, abeberando-se das chamadas "fontes teológicas", não raramente tiraram argumentos também dessa sagrada disciplina, como fez, por exemplo, o nosso predecessor de imortal memória Pio IX quando definiu a imaculada conceição de Maria virgem. Do mesmo modo, a Igreja e os santos padres, quando se discutia uma verdade controversa ou posta em dúvida, não deixaram de pedir luz também aos ritos veneráveis transmitidos pela antiguidade. Assim se tornou conhecida e venerada a sentença: "A lei da oração estabeleça a lei da fé".(45) A liturgia, portanto, não determina nem constitui em sentido absoluto e por virtude própria a fé católica, mas antes, sendo ainda uma profissão da verdade celeste, profissão dependente do supremo magistério da Igreja, pode fornecer argumentos e testemunhos de não pouco valor para esclarecer um ponto particular da doutrina cristã. Se queremos distinguir e determinar, de modo geral e absoluto, as relações que intercorrem entre fé e liturgia, podemos afirmar com razão que "a lei da fé deve estabelecer a lei da oração". O mesmo deve dizer-se ainda quando se trata das outras virtudes teológicas: "na... fé, na esperança e na caridade oramos sempre com desejo contínuo"(46).

Venérable Pie XII : le sacrement de l’ordre range les prêtres à part des autres fidèles du Christ qui n’ont point reçu ce don, car eux seuls, répondant à l’appel d’une sorte d’instinct surnaturel, ont accédé à l’auguste ministère qui les consacre au service des autels et fait d’eux les divins instruments par lesquels la vie céleste et surnaturelle est communiquée au Corps mystique de Jésus-Christ. Et, en outre, comme Nous l’avons dit plus haut, eux seuls sont marqués du caractère indélébile qui les fait " conformes " au Christ Prêtre ; d’eux seuls les mains ont été consacrées, " afin que tout ce qu’ils béniraient soit béni, et tout ce qu’ils consacreraient soit consacré et sanctifié au nom de Notre-Seigneur Jésus-Christ " .


Encyclique MEDIATOR DEI



de Sa Sainteté le Pape PIE XII

SUR LA SAINTE LITURGIE


III. LA LITURGIE EST RÉGLÉE PAR LA HIÉRARCHIE ECCLÉSIASTIQUE

La nature de l’Église exige une hiérarchie…

Pour mieux comprendre ce qu’est la sainte liturgie, il faut encore considérer un autre de ses caractères, qui n’est pas de moindre importance.

L’Église est une société et, comme telle, elle requiert une autorité et une hiérarchie propres. Si tous les membres du Corps mystique participent aux mêmes biens et tendent aux mêmes fins, tous ne jouissent pas pourtant du même pouvoir ni ne sont habilités pour accomplir les mêmes actes. Le divin Rédempteur, en effet, a voulu constituer son royaume et l’appuyer sur des fondements stables selon l’ordre sacré, qui est une sorte d’image de la hiérarchie céleste.

Aux seuls apôtres et à ceux qui, après eux, ont reçu de leurs successeurs l’imposition des mains, a été conféré le pouvoir sacerdotal, en vertu duquel ils représentent leur peuple devant Dieu de la même manière qu’ils représentent devant leur peuple la personne de Jésus-Christ. Ce sacerdoce ne leur est pas transmis par hérédité ni par descendance humaine ; il n’émane pas non plus de la communauté chrétienne et il n’est pas une délégation du peuple. Avant de représenter le peuple auprès de Dieu, le prêtre est l’envoyé du divin Rédempteur, et parce que Jésus-Christ est la Tête de ce Corps dont les chrétiens sont les membres, il représente Dieu auprès du peuple dont il a la charge. Le pouvoir qui lui est confié n’a donc, de sa nature, rien d’humain ; il est surnaturel et il vient de Dieu : " Comme mon Père m’a envoyé, moi aussi je vous envoie… (Jn, XX, 21) ; celui qui vous écoute m’écoute… (Lc X, 16) ; allez dans le monde entier et prêchez l’Évangile à toute créature : celui qui croira et sera baptisé sera sauvé " (Mc XVI, 15-16).

… et donc un sacerdoce extérieur, visible…

C’est pourquoi le sacerdoce extérieur et visible de Jésus-Christ ne se transmet pas dans l’Église d’une manière universelle, générale ou indéterminée : il est conféré à des hommes choisis et constitue une sorte de génération spirituelle que réalise l’un des sept sacrements, l’ordre ; celui-ci ne donne pas seulement une grâce particulière propre à cet état et à cette fonction, mais encore un " caractère " indélébile, qui configure les ministres sacrés à Jésus-Christ Prêtre et qui les rend aptes à exercer légitimement les actes de religion ordonnés à la sanctification des hommes et à la glorification de Dieu, suivant les exigences de l’économie surnaturelle.

… consacré par le sacrement de l’ordre

En effet, de même que le bain baptismal distingue tous les chrétiens et les sépare de ceux que l’eau sainte n’a point purifiés et qui ne sont point membres du Christ, de même le sacrement de l’ordre range les prêtres à part des autres fidèles du Christ qui n’ont point reçu ce don, car eux seuls, répondant à l’appel d’une sorte d’instinct surnaturel, ont accédé à l’auguste ministère qui les consacre au service des autels et fait d’eux les divins instruments par lesquels la vie céleste et surnaturelle est communiquée au Corps mystique de Jésus-Christ. Et, en outre, comme Nous l’avons dit plus haut, eux seuls sont marqués du caractère indélébile qui les fait " conformes " au Christ Prêtre ; d’eux seuls les mains ont été consacrées, " afin que tout ce qu’ils béniraient soit béni, et tout ce qu’ils consacreraient soit consacré et sanctifié au nom de Notre-Seigneur Jésus-Christ " (Pontif. Rom., De ordinatione presbyteri, in manuum unctione.). Qu’à eux donc recourent tous ceux qui veulent vivre dans le Christ, car c’est d’eux qu’ils recevront le réconfort et l’aliment de la vie spirituelle ; d’eux ils recevront le remède du salut, grâce auquel, guéris et fortifiés, ils pourront échapper au désastre où mènent les vices ; par eux, enfin, leur vie commune familiale sera bénie et consacrée, et leur dernier souffle en cette vie mortelle deviendra l’entrée dans la béatitude éternelle.

La liturgie dépend de l’autorité ecclésiastique
a. Par sa nature même

Puisque la liturgie sacrée est accomplie au premier chef par les prêtres au nom de l’Église, son ordonnancement, sa réglementation et sa forme ne peuvent pas ne pas dépendre de l’autorité de l’Église. Ce principe, qui découle de la nature même du culte chrétien, est confirmé par les documents de l’histoire.

b. Par ses relations étroites avec le dogme

Ce droit indiscutable de la hiérarchie ecclésiastique est corroboré encore par le fait que la liturgie sacrée est en connexion intime avec les principes doctrinaux qui sont enseignés par l’Église comme points de vérité certaine, et par le fait qu’elle doit être mise en conformité avec les préceptes de la foi catholique édictés par le magistère suprême pour assurer l’intégrité de la religion révélée de Dieu.

A ce sujet, Nous avons jugé devoir mettre en exacte lumière ceci, que vous n’ignorez sans doute point, Vénérables Frères : à savoir, l’erreur de ceux qui ont considéré la liturgie comme une sorte d’expérience des vérités à retenir comme de foi ; de façon que si une doctrine avait produit, par le moyen des rites liturgiques, des fruits de piété et de sanctification, l’Église l’approuverait, et qu’elle la réprouverait dans le cas contraire. D’où proviendrait l’axiome : Lex orandi, lex credendi ; " la règle de la prière est la règle de la croyance ".

Mais ce n’est point cela qu’enseigne, ce n’est point cela que prescrit l’Église. Le culte qui est rendu par elle au Dieu très saint est, comme le dit de façon expressive saint Augustin, une profession continue de foi catholique et un exercice d’espérance et de charité : Fide, spe, caritate colendum Deum, affirme-t-il. (Enchiridion. cap. 3.) Dans la liturgie sacrée, nous professons la foi catholique expressément et ouvertement, non seulement par la célébration des mystères, l’accomplissement du sacrifice, l’administration des sacrements, mais aussi en récitant ou chantant le " Symbole " de la foi, qui est comme la marque distinctive des chrétiens, et de même en lisant les autres textes, et surtout les Saintes Écritures inspirées par l’Esprit-Saint. Toute la liturgie donc contient la foi catholique, en tant qu’elle atteste publiquement la foi de l’Église.

C’est pourquoi, chaque fois qu’il s’est agi de définir une vérité divinement révélée, les souverains pontifes et les conciles, lorsqu’ils puisaient aux " sources théologiques ", tirèrent maint argument de cette discipline sacrée ; tel, par exemple, Notre prédécesseur d’immortelle mémoire Pie IX, lorsqu’il décréta l’Immaculée Conception de la Vierge Marie. Et de même l’Église et les saints Pères, lorsqu’ils discutaient de quelque vérité douteuse et controversée, ne négligeaient pas de demander des éclaircissements aux vénérables rites transmis depuis l’antiquité, de là vient l’axiome connu et respectable : Legem credendi lex statuat supplicandi, " que la règle de la prière fixe la règle de la croyance " (De gratia Dei " Indiculus "). Ainsi, la sainte liturgie ne désigne et n’établit point la foi catholique absolument et par sa propre autorité, mais plutôt, étant une profession des vérités célestes soumises au suprême magistère de l’Église, elle peut fournir des arguments et des témoignages de grande valeur pour décider d’un point particulier de la doctrine chrétienne. Que si l’on veut discerner et déterminer d’une façon absolue et générale les rapports entre la foi et la liturgie, on peut dire à juste titre : Lex credendi legem statuat supplicandi, " que la règle de la croyance fixe la règle de la prière ". Et il faut parler de même quand il s’agit des autres vertus théologales : In… fide, spe, caritate continuato desiderio semper oramus, " nous, prions toujours et avec une ardeur continue, dans la foi, l’espérance et la charité " (S. Augustin, Epist. 130, ad Probam, 18.).


Venerable Pío XII : el Sacramento del Orden distingue a los Sacerdotes de todos los demás cristianos no consagrados, porque sólo ellos, por vocación sobrenatural, han sido introducidos al augusto ministerio que los destina a los sagrados altares, y los constituye en instrumentos divinos, por medio de los cuales se participa en la vida sobrenatural con el Cuerpo místico de Jesucristo. Además, como ya hemos dicho, sólo ellos están investidos del carácter indeleble que los configura al Sacerdocio de Cristo, y sólo sus manos son consagradas «para que sea bendito todo lo que bendigan, y todo lo que consagren sea consagrado y santificado en el nombre de nuestro Señor Jesucristo» .


"Mediator Dei"
Sobre la Sagrada Liturgia
20 de noviembre de 1947


C) NO HAY REPUGNANCIA
50. Por esto en la vida espiritual no puede haber ninguna oposición o repugnancia entre la acción divina, que infunde la gracia en las almas, para continuar nuestra Redención, y la colaboración activa del hombre, que no debe hacer infructuoso el don de Dios; entre la eficacia del rito externo de los Sacramentos, que proviene del valor intrínseco de los mismos («ex opere operato ») y el mérito del que los administra o recibe («ex opere operantis»); entre las oraciones privadas y las plegarias públicas; entre la ética y la contemplación de las verdades sobrenaturales; entre la vida ascética y la piedad litúrgica; entre el poder de jurisdicción y de legítimo magisterio y la potestad eminentemente sacerdotal que se ejercita en el mismo ministerio sagrado.

51. Por graves motivos la Iglesia prescribe a los ministros de los altares y a los religiosos que en los tiempos señalados atiendan a piadosa meditación, al diligente examen y enmienda de la conciencia y a los demás ejercicios espirituales, puesto que están destinados de manera particular a cumplir las funciones litúrgicas del sacrificio y de la alabanza divina.

52. Sin duda, la plegaria litúrgica, siendo como es oración pública de la Esposa Santa de Jesucristo, tiene mayor dignidad que las oraciones privadas; pero esta superioridad no quiere decir que entre los dos géneros de oración haya ningún contraste u oposición. Pues estando animadas de un mismo espíritu, las dos se funden y armonizan, según aquello: «porque Cristo lo es todo en todos» (Colos. 3, 11) y tienden al mismo fin: a formar a Cristo en nosotros.
III. La Liturgia es regulada por la Jerarquía
A) La doctrina

53. Para comprender mejor la Sagrada Liturgia es necesario considerar otro de sus caracteres, no de menor importancia.
La Iglesia es una sociedad y exige por esto una autoridad y jerarquía propias. Si bien todos los miembros del Cuerpo místico participan de los mismos bienes y tienden a los mismos fines, no todos gozan del mismo poder ni están capacitados para realizar las mismas acciones.

B) LOS ARGUMENTOS
1) PRIMER ARGUMENTO: El Sacramento del Orden.
54. En efecto, el Divino Redentor ha establecido su Reino sobre los fundamentos del Orden sagrado, que es un reflejo de la Jerarquía celestial.
Sólo a los Apóstoles y a aquellos que, después de ellos, han recibido de sus sucesores la imposición de las manos, les está conferida la potestad sacerdotal, en virtud de la cual, al mismo tiempo que representan a Cristo ante el pueblo que les ha sido confiado, representan también al pueblo ante Dios.

55. Este Sacerdocio no es transmitido ni por herencia ni por descendencia carnal, ni resulta por emanación de la comunidad cristiana o por diputación popular. Antes de representar al pueblo cerca de Dios, el Sacerdote representa al Divino Redentor, y como Jesucristo es la Cabeza de aquel cuerpo del que los cristianos son miembros, representa también a Dios cerca de su pueblo. La potestad que le ha sido conferida no tiene, por tanto, nada de humano en su naturaleza; es sobrenatural y viene de Dios: «Como me envió mi Padre, así os envío Yo...» (Juan, 20, 21). «El que a vosotros oye, a Mí me oye...» (Luc. 10, 16). «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, se salvará» (Marc. 16, 15-16).

56. Por esto el Sacerdocio externo y visible de Jesucristo se transmite a la Iglesia no de modo genérico, universal e indeterminado, sino que es conferido a individuos elegidos con la generación espiritual del Orden, uno de los siete Sacramentos, que no sólo confiere una gracia particular, propia de este estado y de este oficio, sino también un carácter indeleble que configura a los sagrados ministros a Jesucristo Sacerdote, demostrando que son aptos para realizar aquellos legítimos actos de religión, con los que los hombres se santifican y Dios es glorificado según las exigencias de la economía sobrenatural.

57. En efecto, así como el Bautismo distingue a los cristianos y los separa de aquellos que no han sido lavados en el agua purificadora y no son miembros de Cristo, así el Sacramento del Orden distingue a los Sacerdotes de todos los demás cristianos no consagrados, porque sólo ellos, por vocación sobrenatural, han sido introducidos al augusto ministerio que los destina a los sagrados altares, y los constituye en instrumentos divinos, por medio de los cuales se participa en la vida sobrenatural con el Cuerpo místico de Jesucristo. Además, como ya hemos dicho, sólo ellos están investidos del carácter indeleble que los configura al Sacerdocio de Cristo, y sólo sus manos son consagradas «para que sea bendito todo lo que bendigan, y todo lo que consagren sea consagrado y santificado en el nombre de nuestro Señor Jesucristo» (1).

58. A los Sacerdotes, pues, deben recurrir todos los que quieran vivir en Cristo, para que de ellos reciban el consuelo y el alimento de la vida espiritual, la medicina saludable que los curará y los revigorizará para que puedan felizmente resurgir de la perdición y de la ruina de los vicios; de ellos finalmente recibirán la bendición que consagra a la familia, y por ellos el último suspiro de la vida mortal será dirigido al ingreso en la eterna beatitud.

59. Por tanto, puesto que la Sagrada Liturgia es ejercida sobre todo por los Sacerdotes en nombre de la Iglesia, su organización, su regulación y su forma no pueden depender más que de la autoridad de la Iglesia.

2) SEGUNDO ARGUMENTO: La Historia.

60. Esto es no sólo una consecuencia de la naturaleza misma del culto cristiano, sino que está también confirmado por el testimonio de la Historia.
3) TERCER ARGUMENTO: El Dogma.
a) Estrechas relaciones.

61. Este indiscutible derecho de la Jerarquía Eclesiástica es demostrado también por el hecho de que la Sagrada Liturgia tiene estrechas relaciones con aquellos principios doctrinales que la Iglesia propone como formando parte de verdades certísimas, y por consiguiente debe conformarse a los dictámenes de la Fe católica, proclamados por la autoridad del Supremo Magisterio para tutelar la integridad de la Religión revelada por Dios.

b) Un error y la verdad.
62. A este propósito, Venerables Hermanos, queremos plantear en sus justos términos algo que creemos no os será desconocido: el error de aquellos que han pretendido que la Sagrada Liturgia era sólo un experimento del Dogma, en cuanto que si una de sus verdades producía los frutos de piedad y de santidad, a través de los ritos de la Sagrada Liturgia, la Iglesia debería aprobarla, y en caso contrario, reprobarla. De donde aquel principio: La ley de la Oración, es la ley de la Fe.

63. No es, sin embargo, esto lo que enseña y lo que manda la Iglesia. El culto que ésta rinde a Dios es, como breve y claramente dice San Agustín, una continua profesión de Fe católica y un ejercicio de la esperanza y de la caridad: «A Dios se le debe honrar con la fe, la esperanza y la caridad» (2). En la Sagrada Liturgia hacemos explícita profesión de fe, no sólo con la celebración de los divinos misterios, con la consumación del Sacrificio y la administración de los Sacramentos, sino también recitando y cantando el Símbolo de la Fe, que es como el distintivo de los cristianos; con la lectura de los otros documentos y de las Sagradas Letras escritas bajo la inspiración del Espíritu Santo. Toda la Liturgia tiene, pues, un contenido de fe católica, en cuanto atestigua públicamente la fe de la Iglesia.

64. Por este motivo, siempre que se ha tratado de definir un dogma, los Sumos Pontífices y los Concilios, al documentarse en las llamadas fuentes teológicas, no pocas veces han extraído también argumentos de esta Sagrada Disciplina, como hizo, por ejemplo, Nuestro Predecesor de inmortal memoria Pío IX, cuando definió la Inmaculada Concepción de la Virgen María. De la misma forma, la Iglesia y los Santos Padres, cuando se discutía de una verdad controvertida o puesta en duda, no han dejado de recurrir también a los ritos venerables transmitidos desde la antigüedad. Así nació la conocida y veneranda sentencia: «Que la ley de la Oración establezca la ley de la Fe» ("Lex orandi, lex credendi") (3).

65. La Liturgia, pues, no determina ni constituye en un sentido absoluto y por virtud propia la fe católica; pero siendo también una profesión de las verdaderas celestiales, profesión sometida al supremo Magisterio de la Iglesia, puede proporcionar argumentos y testimonios de no escaso valor, para aclarar un punto particular de la doctrina cristiana. De aquí que ti queremos distinguir y determinar de manera absoluta y general las relaciones que existen entre la fe y la Liturgia, podemos afirmar con razón: «La Ley de la Fe, debe establecer la ley de la Oración». Lo mismo debe decirse también cuando se trata de las otras virtudes teologales: «En la fe, en la esperanza y en la caridad oramos siempre en continuo deseo» (4).

MEDIATOR DEI ENCYCLICAL OF THE VENERABLE POPE PIUS XII ON THE SACRED LITURGY : Considering their special designation to perform the liturgical functions of the holy sacrifice and divine office, the Church has serious reason for prescribing that the ministers she assigns to the service of the sanctuary and members of religious institutes betake themselves at stated Times New Roman to mental prayer, to examination of conscience, and to various other spiritual exercises

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MEDIATOR DEI
ENCYCLICAL OF POPE PIUS XII
ON THE SACRED LITURGY
TO THE VENERABLE BRETHREN, THE PATRIARCHS, PRIMATES,
ARCHBISHOPS, BISHIOPS, AND OTHER ORDINARIES
IN PEACE AND COMMUNION WITH THE APOSTOLIC SEE



36. In the spiritual life, consequently, there can be no opposition between the action of God, who pours forth His grace into men's hearts so that the work of the redemption may always abide, and the tireless collaboration of man, who must not render vain the gift of God.[36] No more can the efficacy of the external administration of the sacraments, which comes from the rite itself (ex opere operato), be opposed to the meritorious action of their ministers of recipients, which we call the agent's action (opus operantis). Similarly, no conflict exists between public prayer and prayers in private, between morality and contemplation, between the ascetical life and devotion to the liturgy. Finally, there is no opposition between the jurisdiction and teaching office of the ecclesiastical hierarchy, and the specifically priestly power exercised in the sacred ministry.

37. Considering their special designation to perform the liturgical functions of the holy sacrifice and divine office, the Church has serious reason for prescribing that the ministers she assigns to the service of the sanctuary and members of religious institutes betake themselves at stated Times New Roman to mental prayer, to examination of conscience, and to various other spiritual exercises.[37] Unquestionably, liturgical prayer, being the public supplication of the illustrious Spouse of Jesus Christ, is superior in excellence to private prayers. But this superior worth does not at all imply contrast or incompatibility between these two kinds of prayer. For both merge harmoniously in the single spirit which animates them, "Christ is all and in all."[38] Both tend to the same objective: until Christ be formed in us.[39]

38. For a better and more accurate understanding of the sacred liturgy another of its characteristic features, no less important, needs to be considered.

39. The Church is a society, and as such requires an authority and hierarchy of her own. Though it is true that all the members of the Mystical Body partake of the same blessings and pursue the same objective, they do not all enjoy the same powers, nor are they all qualified to perform the same acts. The divine Redeemer has willed, as a matter of fact, that His Kingdom should be built and solidly supported, as it were, on a holy order, which resembles in some sort the heavenly hierarchy.

40. Only to the apostles, and thenceforth to those on whom their successors have imposed hands, is granted the power of the priesthood, in virtue of which they represent the person of Jesus Christ before their people, acting at the same time as representatives of their people before God. This priesthood is not transmitted by heredity or human descent. It does not emanate from the Christian community. It is not a delegation from the people. Prior to acting as representative of the community before the throne of God, the priest is the ambassador of the divine Redeemer. He is God's vice-gerent in the midst of his flock precisely because Jesus Christ is Head of that body of which Christians are the members. The power entrusted to him, therefore, bears no natural resemblance to anything human. It is entirely supernatural. It comes from God. "As the Father hath sent me, I also send you [40]. . . he that heareth you heareth me [41]. . . go ye into the whole world and preach the gospel to every creature; he that believeth and is baptized shall be saved."[42]

41. That is why the visible, external priesthood of Jesus Christ is not handed down indiscriminately to all members of the Church in general, but is conferred on designated men, through what may be called the spiritual generation of holy orders.

42. This latter, one of the seven sacraments, not only imparts the grace appropriate to the clerical function and state of life, but imparts an indelible "character" besides, indicating the sacred ministers' conformity to Jesus Christ the Priest and qualifying them to perform those official acts of religion by which men are sanctified and God is duly glorified in keeping with the divine laws and regulations.

PIO PP. XII SERVO DEI SERVI DI DIO LETTERA ENCICLICA MEDIATOR DEI : Perciò il solo Sommo Pontefice ha il diritto di riconoscere e stabilire qualsiasi prassi di culto, di introdurre e approvare nuovi riti e di mutare quelli che giudica doversi mutare; i Vescovi, poi, hanno il diritto e il dovere di vigilare diligentemente perché le prescrizioni dei sacri canoni relative al culto divino siano puntualmente osservate. Non è possibile lasciare all'arbitrio dei privati, siano pure essi membri del Clero, le cose sante e venerande che riguardano la vita religiosa della comunità cristiana, l'esercizio del sacerdozio di Gesù Cristo e il culto divino, l'onore che si deve alla SS. Trinità, al Verbo Incarnato, alla sua augusta Madre c agli altri Santi, e la salvezza degli uomini; per lo stesso motivo a nessuno è permesso di regolare in questo campo azioni esterne che hanno un intimo nesso con la disciplina ecclesiastica, con l'ordine, l’unità e la concordia del Corpo Mistico, e non di rado con la stessa integrità della fede cattolica.

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Offertory Prepared for E F Mass




PIO PP. XII
SERVO DEI SERVI DI DIO

LETTERA ENCICLICA

MEDIATOR DEI

AI VENERABILI FRATELLI PATRIARCHI
PRIMATI ARCIVESCOVI VESCOVI
E AGLI ALTRI ORDINARI
AVENTI CON L’APOSTOLICA SEDE
PACE E COMUNIONE

«SULLA SACRA LITURGIA»
Progresso e sviluppo della Liturgia

La Gerarchia Ecclesiastica ha sempre usato di questo suo diritto in materia liturgica allestendo e ordinando il culto divino e arricchendolo di sempre nuovo splendore e decoro a gloria di Dio e per il vantaggio dei fedeli. Non dubitò, inoltre - salva la sostanza del Sacrificio Eucaristico e dei Sacramenti - mutare ciò che non riteneva adatto, aggiungere ciò che meglio sembrava contribuire all'onore di Gesù Cristo e della Trinità augusta alla istruzione e a stimolo salutare del popolo cristiano.

La sacra Liturgia, difatti, consta di elementi umani e di elementi divini: questi, essendo stati istituiti dal Divin Redentore, non possono, evidentemente, esser mutati dagli uomini; quelli, invece, possono subire varie modifiche, approvate dalla sacra Gerarchia assistita dallo Spirito Santo, secondo le esigenze dei tempi, delle cose e delle anime. Da qui nasce la stupenda varietà dei riti orientali ed occidentali; da qui lo sviluppo progressivo di particolari consuetudini religiose e pratiche di pietà inizialmente appena accennate; di qui viene che talvolta sono richiamate nell'uso e rinnovate pie istituzioni obliterate dal tempo. Tutto ciò testimonia la vita della intemerata Sposa di Gesù Cristo durante tanti secoli; esprime il linguaggio da essa usato per manifestare al suo Sposo divino la fede e l'amore inesausto suo e delle genti ad essa affidate; dimostra la sua sapiente pedagogia per stimolare e incrementare nei credenti il «senso di Cristo».

Non poche, in verità, sono le cause per le quali si spiega e si evolve il progresso della sacra Liturgia durante la lunga e gloriosa storia della Chiesa. Così, per esempio, una più certa ed ampia formulazione della dottrina cattolica sulla incarnazione del Verbo di Dio, sul Sacramento e sul Sacrificio Eucaristico, sulla Vergine Maria Madre di Dio, ha contribuito all'adozione di nuovi riti per mezzo dei quali la luce più splendidamente brillata nella dichiarazione del magistero ecclesiastico, si rifletteva meglio e più chiaramente nelle azioni liturgiche, per giungere con maggiore facilità alla mente e al cuore del popolo cristiano.

L'ulteriore sviluppo della disciplina ecclesiastica nell'amministrazione dei Sacramenti, per esempio del Sacramento della Penitenza, l'istituzione e poi la scomparsa del catecumenato, la Comunione Eucaristica sotto una sola specie nella Chiesa Latina, ha contribuito non poco alla modificazione degli antichi riti ed alla graduale adozione di nuovi e più confacenti alle mutate disposizioni disciplinari.

A questa evoluzione e a questi mutamenti contribuirono notevolmente le iniziative e le pratiche pie non strettamente connesse con la sacra Liturgia, nate nelle epoche successive per mirabile disposizione di Dio e così diffuse nel popolo: come, per esempio, il culto più esteso e più fervido della divina Eucaristia, della passione acerbissima del nostro Redentore, del sacratissimo Cuore di Gesù, della Vergine Madre di Dio e del suo purissimo Sposo.

Tra le circostanze esteriori ebbero la loro parte i pubblici pellegrinaggi di devozione ai sepolcri dei martiri, l'osservanza di particolari digiuni istituiti allo stesso fine, le processioni stazionali di penitenza che si celebravano in questa alma Città e alle quali non di rado interveniva anche il Sommo Pontefice.

È pure facilmente comprensibile come il progresso delle belle arti, in special modo dell'architettura, della pittura e della musica, abbiano influito non poco sul determinarsi e il vario conformarsi degli elementi esteriori della sacra Liturgia.

La sola autorità competente

Del medesimo suo diritto in materia liturgica si è servita la Chiesa per tutelare la santità del culto contro gli abusi temerariamente introdotti dai privati e dalle chiese particolari. Così accadde che, moltiplicandosi usi e consuetudini di questo genere durante il secolo XVI, e mettendo le iniziative private in pericolo l'integrità della fede e della pietà con grande vantaggio degli eretici e a propaganda del loro errore, il Nostro Predecessore di immortale memoria Sisto V, per difendere i legittimi riti della Chiesa e impedire le infiltrazioni spurie, istituì nel 1588 la Congregazione dei riti, organo cui tuttora compete di ordinare e prescrivere con vigile cura tutto ciò che riguarda la sacra Liturgia.

Perciò il solo Sommo Pontefice ha il diritto di riconoscere e stabilire qualsiasi prassi di culto, di introdurre e approvare nuovi riti e di mutare quelli che giudica doversi mutare; i Vescovi, poi, hanno il diritto e il dovere di vigilare diligentemente perché le prescrizioni dei sacri canoni relative al culto divino siano puntualmente osservate. Non è possibile lasciare all'arbitrio dei privati, siano pure essi membri del Clero, le cose sante e venerande che riguardano la vita religiosa della comunità cristiana, l'esercizio del sacerdozio di Gesù Cristo e il culto divino, l'onore che si deve alla SS. Trinità, al Verbo Incarnato, alla sua augusta Madre c agli altri Santi, e la salvezza degli uomini; per lo stesso motivo a nessuno è permesso di regolare in questo campo azioni esterne che hanno un intimo nesso con la disciplina ecclesiastica, con l'ordine, l’unità e la concordia del Corpo Mistico, e non di rado con la stessa integrità della fede cattolica.

CARTA ENCÍCLICA DO PAPA PIO XII
MEDIATOR DEI
SOBRE A SAGRADA LITURGIA
SEGUNDA PARTE


61. O augusto sacrifício do altar não é, pois, uma pura e simples comemoração da paixão e morte de Jesus Cristo, mas é um verdadeiro e próprio sacrifício, no qual, imolando-se incruentamente, o sumo Sacerdote faz aquilo que fez uma vez sobre a cruz, oferecendo-se todo ao Pai, vítima agradabilíssima. "Uma... e idêntica é a vítima: aquele mesmo, que agora oferece pelo ministério dos sacerdotes, se ofereceu então sobre a cruz; é diferente apenas, o modo de fazer a oferta".(59)

62. Idêntico, pois, é o sacerdote, Jesus Cristo, cuja sagrada pessoa é representada pelo seu ministro. Este, pela consagração sacerdotal recebida, assemelha-se ao sumo Sacerdote e tem o poder de agir em virtude e na pessoa do próprio Cristo;(60) por isso, com sua ação sacerdotal, de certo modo, "empresta a Cristo a sua língua, e lhe oferece a sua mão".(61)